La Carcelaria, El Sonido De La Jaula

Una jaula-cárcel, donde se muestra la situación de pobreza del mundo popular de fines del siglo XIX y principios del XX es lo que recreará, a partir del  próximo 8 de mayo en Matucana 100, la compañía Zanda, movimiento de danza al revés, a través del espectáculo  “La Carcelaria, El sonido de la Jaula”.

Apenas el reloj sobre la torre indica que es de noche, una mujer de la vida hace manda por un futuro mejor. En una delirante fiesta una pareja disputa su existencia en un triángulo amoroso, una coreografía donde sus cuerpos se mueven con fuerza. El reloj marca el paso del tiempo y la obra corre al revés, instalándose en la tarde donde una inocente niña nace misteriosamente mientras los hombres y mujeres caminan incesantemente. Luego esta señorita se convertirá en una mujer que en forma violenta da instrucciones a sus trabajadores. Así comienza la presentación de danza “La Carcelaria, el sonido de la Jaula”, (Fondart 2008) obra de la compañía Zanda, quienes ofrecerán funciones durante el mes de Mayo en Matucana 100.

Teniendo como escenario una jaula-cárcel la obra ilustra la idiosincrasia popular de fines del siglo XIX e inicios del XX, a través de un lenguaje escénico y corporal contemporáneo. Con una duración total de una hora, se muestra al mundo popular y la situación de pobreza en la que viven luego de emigrar a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Es la realidad de muchos trabajadores en una época donde el pan de cada día era sortear duras jornadas de trabajo, soportar la exclusión social y  los abusos de ese tiempo.

La puesta en escena de “La Carcelaria, el sonido de la jaula”, es una propuesta de danza contemporánea compuesta por 7 intérpretes y seis técnicos, quienes están encargados de la música, los efectos audiovisuales, y el diseño. El montaje se inicia en la noche, transita por la tarde y se deposita en una madrugada -noche, que cambia el destino de los intérpretes. En este paso del tiempo se representan relaciones triangulares, engaños, vicios, delincuencia, delirantes amores y fiestas donde se disimulan los suplicios de los que son víctimas los trabajadores.

Basándose en textos del historiador Gabriel Salazar, la compañía Zanda realizó una investigación cuyo objetivo era comprender las situaciones vividas por hombres y mujeres que dan cuenta de la construcción de la identidad nacional. “Creemos que la danza contemporánea se ha alejado de una conexión con el país que habita. Consideramos que las identidades populares son el resultado de prácticas sociales desarrolladas en ámbitos o espacios previamente constituidos de la sociedad, espacio que delimitaremos en la construcción escénica como una Jaula-Cárcel, representando ahí el mundo popular y la pobreza experimentada”, dice Francisca Keller, quien desarrolló la idea y dirige el montaje.

A través de una puesta en escena delirante y una banda sonora envolvente a cargo de Inti González de los Trukeros y Francisca Keller, La Carcelaria revela la vida hecha cárcel donde la muerte es la única salida a las injusticias. La fuerza y la potencia de la danza dan cuenta de una sociedad golpeada, que a través de un vaso de vino o una fiesta, esconde los abusos o simplemente intenta olvidar lo cotidiano.

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