Flavia Radrigán estrena obra inspirada en un caso real

Un hecho real, el fusilamiento de Alberto Cabrera Muñoz, El Criollito, en 1955, es el punto de partida desde donde la dramaturga Flavia Radrigán revisa una relación madre-hija plagada de mentiras. “De las Historias Privadas de Dios, Tomo 1” se titula la obra que recoge la muerte de Cabrera y sus imaginadas consecuencias, y se estrena en M100 el 8 de mayo.

Este montaje es el primer estreno de la compañía Chivo Expiatorio, formada por Flavia y por el director Aldo Droguett, que ya tiene en carpeta una nueva entrega para fines de año.

“La obra surge de un cuento que yo escribí llamado Tiro de Gracia, ya que quería escribir un libro con lo que pasaba con las hijas de los fusilados, con las hijas de los asesinos. Leyendo casos encontré el del Criollito, que mató a un sastre para llevarse dos ternos y un poco de plata. Hice toda la investigación a través de la prensa de la época, y del historial de los últimos fusilados”, cuenta la autora, hija del Premio Nacional Juan Radrigán y directora de la Escuela de Artes de la Universidad de Las Américas

A Flavia le fascinó la historia, y no sólo se sumergió en la crónica roja de la época sino que también recorrió el barrio Franklin, donde vivió su infancia en una casa donde su madre y su tía escuchaban tango. “Mi abuela trabajaba en las Cachas Grandes, un restaurante donde iban a comer los matarifes y donde la protagonista de la obra conoció al Criollito.  Fui a la casa del sastre, y es verdad que su hija enloqueció y que su mujer se llamaba Frida, como dice el texto”.

Ella quiso ponerse en el lugar de la novia que dejó El Criollito y, para contar su historia, ficcionó con que estaba embarazada al momento del ajusticiamiento: “La madre no olvida al muerto, sola y embarazada cría a su hija como si el padre siguiera con ellas, alterando el tiempo y los hechos. Le cuenta que fue un detenido desaparecido e incluso va a la Vicaría. Pero la hija se entera de la verdad leyendo viejos diarios”.

Entonces se desata la crisis entre madre e hija, interpretadas por Carmen Disa Gutiérrez y Marcela Solervicens, respectivamente. Entre ellas está siempre el fantasma del Criollito, encarnado por Pedro Vicuña.

Aldo Droguett  (“Titus Andronicus”, “Combate de Negros y de Perros”, “Jezabel”) vuelve a la dirección teatral con esta pieza luego de estudiar derecho.  “La fortaleza mayor del texto es el entramado de acciones que propone  la creación de un universo caótico y nihilista, que enfrenta al personaje  de Camila, la hija, con la toma de decisiones existenciales, respecto a un pasado fragmentado, un presente incierto y un futuro de cambio”, dice sobre el texto, y precisa que  utiliza distintos estilos actorales en la concreción de la puesta.

 

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