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El taller “Escribir la naturaleza” reconectó a los participantes con la naturaleza
Los asistentes se vincularon con el entorno natural urbano en nuestra Huerta, el punto verde de M100.
Martes, 09 de diciembre de 2025 .- El pasado domingo 23 de noviembre, la Huerta del Centro Cultural recibió al taller Escribir la naturaleza: insectos, plantas y relatos desde el huerto; una instancia impulsada por el Departamento de Educación que invitó a reconectar la mirada con el entorno natural urbano a través de ejercicios de lectura, registro y observación directa.
A cargo de Daniela Quintul, Brandon Acevedo y Paula Fuenzalida, parte de Editorial Naturaleza Inarrumen; el curso comenzó con los asistentes identificando diversos huertos urbanos, fauna y puntos de contaminación en un mapa colectivo de la capital, con el fin de comprender cómo la ciudad cambia según el territorio que habita cada persona y poniendo en relevancia el rol ecológico de los humedales urbanos.
Luego, la sesión avanzó con un recorrido por la Huerta, momento en que los asistentes se acercaron a las plantas para conocer su textura, olor y forma para completar sus bitácoras personales.
“La naturaleza es una gran aula y la observación de detalles” comentó la tallerista Paula Fuenzalida, advirtiendo también sobre lo que denomina como “la extinción de la experiencia”, en relación a la tendencia de aprender únicamente desde pantallas.
Entre los asistentes, la ilustradora de naturaleza Vania Sarret, indicó la riqueza de comparar percepciones sobre el paisaje urbano: “Me llamó mucho la atención cómo cada persona veía colores y texturas diferentes según el lugar donde vive. También me llevé la idea de entender los huertos como ecosistemas que no necesitan intervención constante”.
Por su parte, Claudio Díaz, tecnólogo industrial de San Bernardo, valoró especialmente la mirada ecológica del encuentro: “Aprendí sobre la biósfera, la contaminación —ambiental y también auditiva— y la interacción entre plantas, animales e insectos. Hay un patrimonio natural que debemos cuidar”.
El taller cerró con la lectura de los textos creados, un espacio donde surgieron recuerdos personales y reflexiones en torno al vínculo afectivo con la naturaleza.





















